Testimonio Erika Sanzana

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Erika Sanzana Huaiquimilla (Agrupación la casa del adulto mayor)

“Yo vivía ahí en la Calle Beauchef, donde estaba la Escuela 2 España. Eso era como un sité que le llaman ahora, pero antes era un pasaje donde había muchas casas. Entonces yo me transitaba desde Beauchef, Arauco y todos esos lugares porque yo era muy chica en esos años. Allí en Beauchef yo lo que conocí es todo lo que es el terminal de buses de ahora, ahí había una población que quedo tapada con el riñihuazo, esa población se perdió. Y había mucha gente pobre, de escasos recursos. De Beauchef para la Clínica Alemana me recuerdo que era gente más adinerada, por ejemplo, había alemanes. Había un señor que no hace muchos años todavía tenía una botillería que se llamaba “el pitín”, y ese era el dueño de las casas donde nosotros vivíamos. Yo recuerdo que ahí donde está el Liceo de Niñas estaba la Escuela Alemana, pero eso es por Arauco. Ahí ya venía todo para allá el centro, la plaza, la verdad no me acuerdo mucho de la plaza porque nosotros no íbamos mucho para esos lados, como éramos muy chicos no nos dejaban salir.”

“A mí el terremoto me encontró en la Iglesia San Francisco con mi hermano, ahí tuvimos que estar, porque ahí en esos años no se cortó la luz altiro como ahora, así que, saltando entre los alambres prendidos, y haciéndole el quite a las piedras, a las casas que caían, tuvimos que llegar a nuestro hogar. Estábamos haciendo clases para la catequesis de primera comunión, yo tengo un año de diferencia con mi hermano menor. Y mi otro hermano andaba haciéndolo en el salesiano, que también salesiano siempre había estado ahí, donde está ahora. Así que fue un drama más o menos, pero gracias a dios salió todo bien.”

“La gente en esos años no era como ahora, era más, como le dijera, más caritativa, se ayudaba unos con otros, no había problemas de robo como ahora. Así que, los vecinos se ayudaban mucho unos con otros. A nosotros nos tocó donde vivíamos, como las casas eran viejitas y mal hechas, se cayeron todas. Entonces papá trató de hacer algo con todos los vecinos, porque éramos muchos, y estuvimos como quince días en el patio nomás, durmiendo. Afuera, como por decirle ahora, que ahora hacen carpa, pero en esos años no había carpas. Así que lo hicieron con nylon, con cosas y entre los vecinos cocinaban todo. Todos juntos. Mi mamá repartía la comida entre las vecinas. Al final como que nosotros no sentimos mucha pena ni susto porque, como le digo la gente era tan unida. Mi mamá criaba muchos pollitos y esos quedaron aturdidos, aplastados, entonces se mataron, se mataron todas esas aves. Se cocinaron, se repartieron entre toda la gente. Nada de esto, es mío esto es tuyo. Era una olla común, que le llamaban antes. Así que yo, como le digo, no tengo tantos recuerdos de sufrimiento, de que me faltó esto. Porque era gente de campo, mi papá mi mamá eran gente de campo, entonces sembraban, y todo se tuvo que ocupar antes de que se eche a perder.”

“Yo sufrí mucho más para el golpe que para el terremoto. Era más unida la gente, nadie se peleaba con nadie. SI alguien no tenía algo, el de al lado tenía. Y como estaban todos en el patio, ninguno dormía bajo techo casi, entonces se conversaba, se hacía arto fuego, como fogatas que le laman ahora. Entonces ahí se conservaba, algunos contaban sus historias de niños y se reían. Pero pasamos una etapa que para mí no fue tan cruel, o sea, veíamos que unos lloraban y todos los días había temblores, pero al final nos fuimos acostumbrando a ese sistema. Y yo tenía una hermana mayor, que esto es algo más bonito que yo siempre lo destaco y hasta los días de hoy con mi hermana conversamos, que ella trabajaba en el Hotel Palace, que quedaba en la plaza, y esa señora se portó un siete con Valdivia. Ahora no me acuerdo del nombre de esa señora, Marión parece, no me acuerdo. Y ella se puso con todos sus trabajadores, cocinaban y daban comida en la plaza a toda la gente que no tenía. Mi hermana todos los días tenía que ir q cocinar, era ella garzona pero todos trabajaban en una sola cosa: cocinaban, se repartía comida, la gente iba a la hora de 12, después iba como a las 6 de la tarde. Y fue así po’, como le digo, una etapa con dolor con pena, pero al mismo tiempo como que no sufrimos tanto.”

“El centro era mucho más lindo que ahora. Nos llevaban a escuchar la banda los días domingo, era una plaza más bonita, abajo cerca del mercado estaba la escuela técnica, eso todo cayó, todo se perdió. Eso me acuerdo un poco, porque me puse a hacer memoria cuando vi las fotos. El mercado era como el de ahora, el mercado se arregló, pero el modelo era igual.

“Y nosotros éramos tantos, éramos trece hermanos. Estuvimos harto tiempo sin casa y sin esas cosas, pero como le digo había mucho compañerismo, mucho cariño, y no nos tocó tan fuerte en cuanto a falta de comida, porque la misma señora del hotel igual a mi hermana le daba su dosis para su familia. Pero como le digo mi mama y mi papa, la gente, se portaron super bien. Así que eso. Fue como armonía, no fue como ‘tienes para ti nomás, no tienes pal resto’. Esos recuerdos los tengo más marcados.”

“Y de la ciudad, la comisaría de Beauchef se hizo después del terremoto. Eso fue de madera, cosas que fueron cayeron de las casas se fue haciendo todo eso. Me acuerdo que había un taller mecánico para abajo cerca del parque, porque nosotros donde vivíamos llegaba hasta el parque. Nosotros vivíamos juntos donde está la Escuela España. Eso llegaba hasta el parque, entrabamos justo por donde está la puerta de la Escuela España. Y las casas llegaban hasta el bajo del parque, beneficencia casi. Entones uno cuando pasa por ahí, se acuerda todos los días. Justo en el portón de la Escuela España estaba la entrada para las casas. Y después del terremoto se puso ahí la Escuela España. Eran puras casas de gente pobre, modesta, trabajadores.”

“En ese tiempo mi papa trabajaba con los Fritz, en trenes, cargaban trigo, la madera, todo lo que llegaba en trenes. Era muy distinto. Me acuerdo que mi papa usaba una cosa larga como túnica, su tota, y eso se la ponía, la arreglaba todos los fines de semana, una cosa como una cabecera con un cuero, y eso lo tenía que limpiar en toda la semana del domingo para el día lunes con vela, para que los palos resbalen. Así como lustrar zapatos, pero él le pasaba vela. Como que lustraba todo ese pedazo de cuero, y esa era su herramienta de trabajo. No tenía que estar rota, nada. Él trabajaba ahí, plazuela Berlín, ahí llegaban los carros. El trabajo muchos años con Fritz. Los días lunes se iba en la mañana, y llegaba el día sábado a las 12 en el tren, se iba a trabajar ahí a estos pueblitos cerquita, a Antilhue. Ahí le tenían, unos caserones, ahí les tenían pensiones a los papas. Entonces nosotros andábamos hasta en tren, la vida de nosotros no fue tan triste, si no es por el terremoto cambio todo.”

“Después del terremoto, gracias a dios mi hermana no sé cómo lo hizo, pero empezaron a hacer casas y mi hermana se consiguió una casa en Mackenna, aquí en el gimnasio de la Corvi. Esto era hasta la Iglesia Preciosa Sangre, lo demás era pampa, murrales. Hasta la iglesia nomás llegaba Mackenna. Eso fue después de terremoto. Hicieron unas casitas, las famosas de emergencia, pero nosotros no tuvimos ruko porque como le digo mi hermana tuvo la facilidad entre sus patrones y gente conocida, y nos llevaron a una casita hasta los días de hoy, donde nos criaron a todos. Ahí en Mackenna recibió casa mi hermana. Ahí nos cambió la vida, no nos movimos nunca más. Ese fue el fin de nuestra historia. Y como le digo, después yo, ahí pasaron varios años, después empezaron todos a trabajar, yo trabajé en la Casa Berta, Casa Jazmín. Trabajé muchos años en la casa berta, que ahora ni existe. Esos eran todos unos judíos hermanos, era tiendas como ahora la polar. Eran judíos, Don Enrique Meyer. Después ya cambio la vida, después crecimos, empezamos a casarnos. “

“Ahí en Beauchef, después empezó el servicentro, que antes no se llamaba como ahora, que creo que se llama Petrobras. En Picarte con Beauchef, todo se hizo de nuevo, la comisaria, la clínica alemana, la escuela. Clínica Alemana había pura gente alemana, rica, po. Era pura gente más…lo más pobre éramos nosotros y vivíamos ahí nomás. De ahí del pitin para allá, hasta el mall, era pura gente ya más de plata, ahí la misma gente de alrededor iba a hacer aseo, las mamas iban a lavarle a los gringos, a los alemanes. Gente así. En beneficencia ya había gente viviendo, sí, era gente muy humilde. Eran casitas, no como ahora, de madera lo más barato que se encontraba.”

 

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